La exposición a sistemas de climatización en exceso puede conducir a varios problemas de salud, entre los que se destacan la sequedad de la piel, irritación en las vías respiratorias y una sensación general de fatiga. Estos síntomas, aunque comunes, son generalmente evitables mediante un correcto uso y mantenimiento regular del aire acondicionado. Algunos estudios han indicado que quienes pasan más tiempo en ambientes climatizados tienden a necesitar atención médica con mayor frecuencia.

Mantener un equilibrio entre un ambiente fresco y saludable es crucial para el bienestar. La calidad del aire juega un papel significativo, y si llegas a experimentar alguno de los problemas mencionados, es recomendable no solo mejorar el entorno, sino también considerar orientación profesional. Para asesoramiento más detallado y efectivo, te sugerimos contactar con Instalaciones Gomes, S.L., quienes son especialistas en garantizar un uso saludable de los sistemas de ventilación.

¿Qué consecuencias tiene el uso del aire acondicionado para nuestra salud?

Deshidratación

Los aparatos de aire acondicionado extraen la humedad del ambiente. Asimismo, al proporcionarnos una sensación de frescura, no percibimos la necesidad de ingerir agua, lo que provoca que acabemos deshidratándonos.

Dolor de cabeza y migrañas

El aire acondicionado mantiene el ambiente agradablemente fresco, pero no favorece la renovación del aire, lo que compromete la calidad del mismo. Esta falta de aire fresco puede derivar en dolores de cabeza. La incidencia de migrañas y cefaleas aumenta cuando el cuerpo experimenta deshidratación.

Problemas respiratorios

La acción de estos dispositivos, caracterizada por un aire frío y seco, puede irritar y secar las mucosas de nuestra garganta, cuerdas vocales e incluso bronquios. Quienes están más en contacto con el aire acondicionado experimentan un aumento del 28% en los casos de rinitis.

Empeoramiento del asma y las alergias, y riesgo de enfermedades infecciosas

El aire acondicionado no solo reseca las mucosas, sino que también posee filtros donde se acumulan patógenos y partículas como polvo y polen. Estos contaminantes pueden agravar las alergias y el asma, así como causar infecciones en el sistema respiratorio.

Ojo seco y sequedad cutánea

La disminución en el nivel de humedad ambiental que provoca el aire acondicionado también puede reducir la humedad en la piel y los ojos. Esto a menudo resulta en sensaciones de picazón e irritación en dichas áreas.

Sudoración y mareos

El sistema nervioso autónomo, encargado de gestionar cómo respondemos a las fluctuaciones de temperatura, puede experimentar una reacción vasovagal. Esta reacción se presenta con síntomas de mareos y sudoración.

Contracturas musculares

Cuando enfrentamos bajas temperaturas, nuestros músculos tienden a contraerse de manera natural para mantener el calor corporal. Estar expuesto de forma prolongada y directa a una corriente de aire frío puede resultar en molestias como contracturas o tortícolis.

Letargo

El sistema de aire acondicionado es una forma de ventilación artificial. Aquellas personas que están más en contacto con él suelen experimentar un aumento del letargo. Esto se debe a que la calidad del aire es deficiente y provoca deshidratación, lo que se traduce en una disminución de la energía.

Para obtener más detalles sobre cómo crear un entorno saludable en casa, puedes contactar a los especialistas de Instalaciones Gomes, S.L. Ellos te brindarán las soluciones más efectivas para mejorar la calidad del aire y garantizar el bienestar de toda tu familia.

Acúfenos

Por lo general, los sistemas de aire acondicionado modernos son bastante silenciosos, pero si el ruido del aire o del motor se vuelve perceptible de forma constante, podría provocar la aparición de acúfenos, que no son más que pitidos incómodos en los oídos. Para obtener más detalles sobre cómo optimizar el ambiente acústico de tu hogar o espacio de trabajo, no dudes en contactar con Instalaciones Gomes, S.L.

Baja tolerancia e inadaptación al calor

Podemos acostumbrarnos tanto a un sistema que nos refresca, que el calor comienza a afectar cada vez más a nuestro cuerpo.

¿Cómo podemos utilizar el aire acondicionado de forma adecuada?

Para minimizar los inconvenientes asociados al uso del aire acondicionado, no es necesario prescindir de él; basta con emplearlo con mayor prudencia. A continuación, le ofrecemos algunas recomendaciones:

  • Eviten posicionarse directamente frente al flujo de aire frío.
  • Si están cerca del dispositivo, protéjanse usando una prenda ligera.
  • Ajusten la temperatura del aire entre 23º y 27º, evitando bajar de los 22º.
  • Asegúrense de que la humedad del entorno se mantenga en niveles adecuados.
  • Manténganse hidratados bebiendo agua regularmente.
  • Realicen una limpieza frecuente de los filtros y cumplan con el mantenimiento del equipo.
  • Aporten frescura al ambiente, ventilando las habitaciones y añadiendo plantas purificadoras de aire.

Mantener una temperatura moderada, entre 24 y 26 grados

Durante esos meses, es crucial prestar especial atención a los ancianos, remarca el doctor Valencia. Según él, las personas mayores son particularmente sensibles a los cambios bruscos de temperatura. Por ello, el paso de un entorno cálido al aire fresco del aire acondicionado puede provocar problemas respiratorios y circulatorios en las personas mayores. Se aconseja ajustar el aire a niveles moderados y evitar la exposición directa a las corrientes frías.

Cuando se trata de aires acondicionados en vehículos, el neumólogo alerta sobre el peligro de un cambio de temperatura repentino al entrar o salir del coche, lo cual es especialmente dañino para ancianos y niños. Además, la acumulación de microorganismos en los sistemas de aire acondicionado de los coches puede originar infecciones. Para prevenir esto, es esencial abrir las ventanillas y ventilar el automóvil antes de encender el aire y realizar mantenimientos periódicos al sistema.

El aire acondicionado puede ser especialmente perjudicial en personas con patologías pulmonares

En épocas de calor extremo, mantenerse fresco es crucial, especialmente cuando las temperaturas alcanzan niveles inusuales. El uso del aire acondicionado suele intensificarse en tales ocasiones, ya que ayuda a disminuir la temperatura ambiente. Sin embargo, también reduce la humedad del aire, lo que puede tener ciertas implicaciones para la salud. Según la Dra. Daniela Silva, experta en Medicina Interna, «puede provocar resequedad en las mucosas, irritación ocular, dolor de garganta, cambios en la voz, piel seca e incluso un empeoramiento de ciertas alergias. Investigaciones han revelado que quienes trabajan en espacios con aire acondicionado excesivo son más propensos a sufrir dolores de cabeza crónicos y sensación de fatiga».

El impacto del aire frío es especialmente severo en individuos con condiciones respiratorias previas como el asma o la EPOC. La Dra. Silva enfatiza que «la exposición al aire frío excesivo genera inflamación en la mucosa del árbol bronquial, lo que incrementa el riesgo de infecciones respiratorias, crisis asmáticas y episodios de bronquitis».

Es crítico seguir estrictamente las pautas de mantenimiento para los sistemas de aire acondicionado, con el fin de impedir la proliferación de bacterias que pueden provocar infecciones respiratorias. Entre estas infecciones, la legionelosis destaca como una de las más severas, siendo causada por la bacteria Legionella pneumophila, que prospera en ambientes acuáticos superficiales y encuentra un hábitat ideal en los sistemas de refrigeración.

Para disfrutar de temperaturas comfortables mientras se minimizan los riesgos para la salud, la Dra. Silva aconseja:

  • Ajustar el aire a temperaturas razonables, idealmente entre 22 y 25 ºC. 
  • Mantenerse adecuadamente hidratado, bebiendo al menos 1,5 litros de agua al día. El uso de lubricantes oculares puede ser beneficioso para aquellos que pasan mucho tiempo frente a una pantalla, al igual que aplicar crema hidratante para evitar la resequedad cutánea. 
  • Realizar pausas durante el día, asegurándose de evitar transiciones bruscas de temperatura. 
  • Consultar al médico ante la aparición de síntomas respiratorios para una correcta evaluación.

Los cambios bruscos de temperatura del exterior a los locales climatizados pueden ser perjudiciales para los pacientes diagnosticados de asma

Las bruscas variaciones de temperatura que ocurren al pasar de ambientes exteriores a interiores climatizados pueden desencadenar ataques de asma en quienes sufren esta afección. Así lo advierte el Dr. Salvador Tranche, secretario general de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (Semfyc), especialmente dadas las altas temperaturas actuales en diversas regiones de España.

El doctor Tranche señala que las diferencias de temperatura entre el exterior y el interior pueden ser significativas, llegando incluso a oscilar entre 10 y 15 grados o más. Este cambio abrupto es problemático para las personas asmáticas, ya que el frío puede actuar como detonante de una crisis asmática.

Además, Tranche destaca que no solo las personas con asma están en riesgo. También quienes han sido sometidos a una intervención respiratoria, así como niños y ancianos, pueden sufrir los efectos del aire acondicionado. En los niños, el riesgo aumenta debido a que su mecanismo de compensación es menos desarrollado, mientras que los ancianos tienen una menor capacidad de adaptación, especialmente si padecen enfermedades crónicas.

El frío puede disminuir la respuesta inmunológica, causando que los cilios, responsables de movilizar las secreciones, pierdan movilidad. Esto facilita que se produzcan infecciones respiratorias, como la faringitis, especialmente si una persona pasa mucho tiempo en un recinto climatizado. Aunque en personas fuera del grupo de riesgo los efectos suelen ser leves, como irritación de garganta o dolor de cabeza, la exposición prolongada puede ser más perjudicial.

El experto también advierte sobre el riesgo de golpes de calor, que se incrementa con cambios bruscos de temperatura, especialmente si se pasa de un ambiente frío a uno con calor extremo, lo que podría acarrear calambres, cansancio y sudoración en exceso. Para evitar complicaciones, sugiere que los locales mantengan una temperatura entre 24 y 27 grados, ajustándose a la temperatura exterior, y que en caso de sentir frío, una chaqueta ligera podría ofrecer protección.

En cuanto al uso de aire acondicionado en casa, Tranche sugiere utilizarlo con moderación para no incurrir en altos costos energéticos y evitar un desgaste innecesario del organismo, recomendando estrategias simples como cerrar persianas durante el día para mantener fresca la vivienda.

Por último, Tranche compara estos efectos de descensos y aumentos de temperatura con los que se experimentan durante el invierno con la calefacción, aunque aclara que en verano la diferencia es más marcada. Asimismo, alerta del riesgo de corte de digestión al bañarse en playas o piscinas tras un cambio térmico brusco, asegurando que estas situaciones son, en general, más peligrosas que los cambios provocados por el aire acondicionado.

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